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No es el cuento, sino quien lo cuenta...


Hijos de una milenaria tradición oral que con el paso del tiempo también llegaría a la escritura, los seres humanos poseemos un afecto innato por las historias, en especial cuando -de tan bien contadas- apuntan y tienen como destino ese lugar que nadie sabe con certeza dónde se encuentra pero en el que -bien sabemos- habitan las emociones.

Aunque existen, en verdad no hace falta citar estudios científicos para reconocer que son las buenas historias la manera más efectiva y perdurable de establecer relaciones con la vasta diversidad de comunidades que gravitan en la órbita de los intereses de nuestros proyectos y cuyos miembros están expuestos a un torrente de ofertas dominadas por cifras, estadísticas, perfiles, tendencias, análisis y algoritmos, todos ellas matemáticamente precisas, todas ellas fríamente distanciadas de la sensibilidad y la emoción.

A medida que nos insertamos en la modernidad digital del mundo globalizado y su vorágine de información huérfana de filtros, se vuelven más valiosos y apreciados los oasis con información fiable, relevante, amena, bien contada y capaz de crear vínculos con nuestras comunidades que trascienden la inmediatez de una necesidad resuelta y se convierten en espacios fértiles para relaciones perdurables.

De todos los recursos necesarios para desarrollar, fortalecer y posicionar una marca -algo que todos somos, tanto en lo individual como en el contexto empresarial- la creación de contenidos e historias a la medida de cada necesidad se ha convertido en uno de los mejores aliados de cualquier proyecto, con una posibilidad vasta de tender puentes con las audiencias, tanto con las que ya están en nuestro radar, como de aquellas aún desconocidas pero viables para el encuentro.

El llamado “marketing de contenidos” abarca no solo la creación de historias escritas, sino también de cuerpos de información capaces de “contar” lo que nos interesa proyectar para atraer y capturar la atención de los habitantes de ese universo determinado por la naturaleza de nuestros objetivos, como lo son las fotografías, los vídeos y las infografías, formatos que desde luego tienen su ciencia y que trataremos con detalle en otra entrega.

El arte de contar -y también la inclinación innata a escuchar y leer-, lo mismo con imágenes que con palabras, está estrechamente vinculado a nuestra naturaleza y a ese rasgo milenariamente tan humano que comenzamos a intuir desde la infancia como una de las formas más fundamentales de acercarnos al mundo y a los demás.

Este quehacer tan deliciosamente primitivo ha adquirido una importancia cardinal en los proyectos de "branding", que en esencia no son otra cosa que los que se desarrollan para seducir y capturar el afecto perdurable de las personas hacia nuestra marca como resultado del cúmulo de sensaciones, percepciones y experiencias que tienen a través del contacto con nosotros y con lo que ofrecemos.

Dice el dicho que no es el cuento, sino quien lo cuenta, verdad de incuestionable hondura en la que reside uno de los grandes atributos del llamado “storytelling” aplicado al cuidado que damos a nuestra marca y a la forma como se narra todo lo que sucede en torno a ella, siempre en busca de tangencias con temas de probada universalidad, cotidianos y vinculados a la naturaleza humana, porque probado está que las audiencias solo establecen relaciones perdurables con las marcas que logran tocarlas, que les generan una emoción.

En Marka2 Comunicaciones sabemos contar historias así. Permítenos que contemos la tuya.

#contenido #historias #marca #branding

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